“LOS ROMERO: FE, FAMA Y FORTUNA” (ENTREVISTA)
* Una entrevista de Quehacer a
Francisco Durand, a raíz de su último libro
En la última edición de la revista
Quehacer, publican una extensa entrevista al sociólogo Francisco Durand, a raíz
de la reciente aparición de su libro “Los Romero: Fe, Fama y Fortuna”, escrita
durante las dos últimas décadas en que ejerció la docencia en la Universidad
Texas en San Antonio, Estados Unidos. Se trata de una investigación sobre los
orígenes de la familia Romero, el importante grupo de poder económico que llegó
de España a Piura, “para construir una importante fortuna, y erigirse en un
grupo que ha dialogado con los diversos presidentes del país”. diario16 lo reproduce
por ser de interés.
-¿Qué opinas de la última ofensiva empresarial contra Humala para evitar
que el Estado compre Repsol?
Hace tiempo que no se veía tal
manifestación de poder de las fuerzas vivas. Me recuerda el intento de
estatización de la banca de 1987, por cómo movilizaron a la Confiep y
orquestaron a políticos, periodistas, congresistas y a un sinfín de
comentaristas, dándole duro al presidente, aprovechando que manejan los
principales medios de comunicación de masas. La impresión que esto deja es que
las grandes corporaciones, cuando quieren, movilizan sus milicias y manejan la
agenda política.
Esta ofensiva tiene algo de lo que hizo
la vieja oligarquía en los años sesenta, cuando demostró intransigencia con una
reforma agraria limitada que hizo que el país se hartara de su arrogancia.
Cuando llegó Velasco, se quedaron solos. Es una forma intolerante, poco
equilibrada, de defensa de intereses sobre un recurso que es nacional. No veo
por qué el Estado no pueda intervenir, siempre y cuando actúe con eficiencia y
honestidad, y que la decisión tenga base técnica. Es un error no acceder a esta
fabulosa renta, y de paso contrabalancear el enorme peso que tiene el sector
privado. Al abandonar sus planes, Humala ha mantenido la asimetría con los privados,
hecho que no conviene al país.
-¿La que estaba detrás era la nueva
oligarquía, como sugieres, o algún grupo o empresa en particular?
Creo que ambos. La sensación que queda
es que toda esta orquesta de indignados defensores de los derechos del sector
privado, a tener la exclusiva sobre los recursos naturales nacionales, ha sido
dirigida por los interesados en adquirir esos activos (la refinería y, sobre
todo, los grifos), que es Primax, empresa del grupo Romero, socio menor de Enap
(Empresa Nacional del Petróleo) de Chile. Hace unos meses, le pregunté a un
exconsultor de Repsol quién sería el lógico comprador, y me dijo que el
principal, por los activos que tiene y sus intereses en el país, era Enap. Tuvo
razón, pero ahora se esconde detrás del coro de sicofantes y áulicos, que han
salido a frenar la compra estatal manejando las noticias a su antojo, sin abrir
un debate, luego del cargamontón, haciendo encuestas.
-¿Victoria que trae cola?
Puede traer mucha cola, pero en cámara
lenta, hasta que se instale la idea de que el país vuelve a ser presa de
intereses privados y extranjeros, que dejan de lado el interés nacional e
impiden adoptar consideraciones estratégicas de acceso a las rentas petroleras
y gasíferas, así como cuestiones de seguridad nacional. Se pudo discutir los
pros y los contras técnicos y financieros con los temas estratégicos; ese
debate era bueno, pero predominó el ruido de la derecha. Han actuado como
dueños del país e impedido un debate a fondo, que hubiera continuado si Ollanta
y Nadine no retrocedían. Este volverá a surgir cuando se sepa quién compra
finalmente, y si es Enap de Chile, la indignación y protesta nacional podrían
rebrotar. Y si no pagan los impuestos como debieran, más todavía. En realidad,
este asunto recién está comenzando y tiene para rato. Habrá que ver, sin
embargo, si quienes defienden el rol del Estado pueden romper el cerco
mediático y encontrar la forma de hacerse oír. En todo caso, tras la lamentable
muerte de Javier Diez Canseco, su reemplazante, Manuel Dammert, versado en el
tema, puede colocarlo en la agenda.
-¿Y qué papel juegan los Romero en todo
esto?
Como siempre, actúan a través de
terceros, no salen al frente. Es un ejercicio del poder indirecto, al cual se
han acostumbrado hace mucho tiempo. Esta modalidad se desarrolló a partir del
momento en que la familia se vino a Lima en los setenta, y aprendió a manejar
los hilos del poder financiero y político, a “palanquear”. Ahora son socios
menores de grandes grupos chilenos y suelen, gracias al palanqueo, allanarles
el camino para que entren a los puertos, a las distribuidoras de gasolina, al
sistema financiero, y ahora, si ganan, a Repsol. Hasta han apoyado a Enotria,
otro de sus socios, para que fabriquen DNI, hecho que ha pasado desapercibido,
pero que es un buen ejemplo de cómo trabajan con sus socios chilenos.
-¿El grupo está separado del gobierno
de Humala? ¿Grupos como los Romero ejercen solo una presión desde afuera?
No lo puedo decir con precisión. Se
trata de una relación compleja y poco conocida que se establece a puerta
cerrada, y los operadores la manejan en paralelo con ministros y asesores que
están dentro o logran conectarse con el Gobierno. Ese es el juego del grupo
establecido por Dionisio Romero Seminario hace décadas, y que hoy continúa su
hijo sin mayores variaciones. Es su modus operandi.
-Pero, ¿ha habido contacto personal
primero entre Humala y los Romero?
Sí, y me lo dijo el propio Humala en
una ocasión.
-¿Cómo así? ¿Durante la campaña del
2011?
Antes, en 2009, cuando el BCP informó a
García y a la prensa que una de las cuentas de Nadine Heredia mostraba ingresos
provenientes de Venezuela. Ello motivó una amenaza de juicio, hasta que
Dionisio hijo hizo una gestión para “explicárselo personalmente”. Humala
accedió y hablaron en privado. Me lo contó él mismo, poco después. Me llamó la
atención que Ollanta pareciera impresionado de haber trabado relación. Indicó
que, por ser de la misma edad, tenían cosas en común, que eran “de la misma
generación”. No sé si después habrá habido contribuciones a su campaña. Ese,
como sabes, es el secreto político mejor guardado y lo manejó un hermano de
Nadine. Tampoco, me extrañaría. Lo cierto es que, durante el reinado de los
Dionisios, el grupo Romero ha conocido personalmente a todos los presidentes,
desde Belaunde a Humala. La única excepción ha sido Valentín Paniagua, a quien
le desagradaban esos manejos. Incluso, una vez me dijo orgulloso: “Nunca he
viajado en una avioneta del grupo Romero”, pues era común que candidatos como
Toledo, Flores, García y otros, volaran en sus campañas o fueran invitados al
famoso tour aéreo a Palmas del Espino. Si esos aviones de ATSA pudieran hablar…
-Y ahora que has terminado tu libro,
“Los Romero: Fe, Fama y Fortuna”, ¿ves continuidad o cambio en la evolución
histórica del grupo Romero?
Mi estudio se centra en las jefaturas y
explica cómo funciona el capitalismo familiar en un caso famoso. Los dos
primeros jefes, Calixto Romero y Feliciano del Campo Romero, eran españoles de
origen campesino que vinieron a Perú a labrar fortuna y se concentraron en
negocios en Piura (sombreros y pieles primero, algodón después). Operaban como
casa comercial importadora-exportadora, bien conectada con el mercado mundial,
ahorrando para invertir sus excedentes en empresas grandes, en Lima o el resto
del país. Pero era una fortuna provinciana, poco metida en política (salvó la
conexión que tuvieron con la Falange Española), lo que más bien refuerza la
hipótesis de actuar como empresarios extranjeros. Después, con Dionisio Romero
Seminario a partir de 1967 y su hijo desde 2009, es decir con las jefaturas
peruanas, los Romero hacen la transición de grupo algodonero-comercial a grupo
financiero-industrial y se van a vivir a Lima. Esta mudanza es muy simbólica de
sus cambios. Y a partir de ahí, Dionisio el viejo entra en las esferas del
poder político. Primero, en los setenta y los ochenta, lo hace personalmente en
directorios y consejos consultivos, y luego, desde los noventa, aunque sigue
tratando con presidentes y ministros cara a cara, comienza a apoyarse en
gestores, lobistas, abogados, amigos, consultores; en fin, ese ejército que se
ha visto hace poco movilizado para frenar la compra estatal de activos de
Repsol y que solía salir en su defensa en la época de los ‘vladivideos’. Es un
cambio de la política tradicional a la política que se construye a partir de un
proceso de error y prueba, pero que les permite penetrar en las entrañas del
poder y aprovecharlas para ampliar sus negocios, comprar tierras, lograr
concesiones tributarias, favores judiciales, al punto que se dice “los Romero
nunca pierden un juicio”.
-Pero, muchos peruanos no comparten
esta percepción, más crítica, de la evolución o involución de los Romero. No
faltará quien diga que “les tienes bronca”, que ves lo negativo.
Al poder económico hay que estudiarlo
desde todos sus ángulos. El que he expuesto es uno más crítico, cierto, pero
construido no por rabia o con ganas de ajuste de cuentas. Lo hago
sociológicamente, como interpretación que emana de una larga investigación que
no oculta sus logros, pero que, a diferencia de la gran mayoría de lo que se
escribe sobre los Romero, no tiene impedimentos ni temores para ver lo
negativo. Me ha tomado cuatro años terminar este libro, y mientras investigaba
me ha asombrado siempre constatar que mucha gente tiene ideas fijas sobre los
Romero. Algunos les tienen enorme admiración y respeto, mientras otros los
cuestionan y rechazan, pero pocos se preocupan por conocer su historia, por
averiguar cómo operan.
Eso es lo que hago en el libro: un
proceso penoso y paciente que es indispensable para juzgar la trayectoria de
los grupos de poder, desde todos los ángulos posibles. Y justamente, hablando
de sociología, por eso me ocupo no solo de la fortuna sino también de la fama
que, cierta o falsa, borrosa o precisa, se puede decir que es parte de la
realidad, y hasta de la fe y las tradiciones que guían a la familia e inspiran
a las jefaturas. Se busca separar y relacionar lo objetivo y lo subjetivo.
-¿Y a qué viene lo de la fe?
Esa es otra dimensión
objetiva-subjetiva. Me explico. Los Romero son católicos de Castilla La Vieja y
expresan ese catolicismo rural ancestral, que mezcla religión y tradición. Es
lo que trajeron a Perú y lo que han traspasado de una generación a otra. Se puede
decir que hay cosas en las cuales los Romero de todos los tiempos creen, para
señalar una continuidad: empresas y religión, propiedades y fe. La primera la
construyeron en Perú y es cada vez más grande y la segunda la heredaron y, como
la fortuna, la mantienen y les ha ayudado a vincularse con la Iglesia. La fe y
la tradición, en su versión conservadora, ordenan la vida familiar, definen el
rol de los varones y las mujeres, justifican una división sexual del trabajo
ancestral. De allí que, en el caso de los Romero, los varones sean gerentes y
las mujeres amas de casa, para que ayuden a “educar a los hijos y les trasmitan
valores”, de modo que ellos “puedan desplegar todas sus energías en las
empresas”. Eso sigue invariable y es muy típico de esta expresión curiosa de
capitalismo familiar de los Romero.
-¿Pero esta familia nunca ha tenido
líos, broncas? ¿Son acaso católicos ejemplares?
La familia se ha mantenido unida, me
refiero a casi todas las ramas, y las principales, aquellas con acciones; lo
que a su vez ha preservado intacta gran parte de la fortuna familiar durante
ciento cincuenta años, manejada colectivamente por los jefes varones, para
seguir agrandándola. Esto es parte de la unión. Se ha creado de ese modo una
sinergia: mantén a la familia unida para que la propiedad la maneje como un
todo el jefe empresarial-familiar, para que la aumente y diversifique en
beneficio del colectivo.
Pero hay líos, como ocurre hasta en las
mejores familias. Destacan dos. Uno, la bronca entre Calixto Romero y Ramón, su
primogénito, nacido en Catacaos de una campesina Navarro, con quien tuvo una
relación antes de casarse con Rufina Iturrospe. Ramón se llevó mal con su padre
y también con Feliciano, el segundo jefe. El incendio de Almacenes Romero de
Piura en 1933, incidente que causó que ambos bandos se acusaran de maldades,
rompió la relación entre Ramón y el grupo Romero. Luego, en tiempos más
recientes, una de las descendientes de los Del Campo Romero, heredera de
Feliciano, acusa a Dionisio Romero Seminario, su primo segundo, de haberle
quitado acciones de este legado. El lío ha dado origen a denuncias y litigios
de Margarita Del Campo Vegas y su esposo, que Dionisio, para variar, siempre ha
ganado. Pero, en ninguno de los dos casos se afectó lo central de la fortuna.
-¿Has podido hablar con los Romero y su
gente de confianza sobre estos temas?
Hasta donde he podido. He hablado con
parientes y gerentes, amigos y enemigos o gente que conocía personalmente
ciertos detalles de la historia del grupo, como las gestiones que hiciera
Dionisio en el Banco Industrial del Perú para lograr capitalizar los bonos de
la reforma agraria, su primer gran éxito en Lima.
Con los Dionisios no he hablado ni creo
que lo vaya a hacer. Son muy cerrados y solo conceden contadas entrevistas, calculando
cuidosamente de qué hablan y con quién hablan. Envié una carta al cuarto jefe,
a Dioni, y no me llegó respuesta.
A falta de ella, he tratado de
verificar los datos con cuanta fuente hablada y escrita de calidad he podido
descubrir, y lo que encuentro es fascinante. Es una historia increíble, pero no
solo de dinero y empresas, que es lo que atrae a gran parte de los analistas,
sino de vida familiar, influencias, manejo del poder que se entremezcla con
compra de propiedades y reorganización de empresas.
-Y en materia de fuentes, Montesinos sí
que dio una ayudita.
Muy cierto y hay que “agradecerle”
haber hecho esas grabaciones, cuyas revelaciones luego dan origen a las
comisiones investigadoras del Congreso, frente a las cuales Dionisio tuvo que
declarar. Lo que lamento es que no se haya hecho público el video de la
conversación entre Arturo Woodman, Dionisio Romero Seminario y Montesinos, en
1996, sobre los problemas con Sendero en Palmas del Espino, que resultó en el
envío del grupo Colina a “limpiar” la zona. Creo que jamás será difundido,
aunque guardo las esperanzas de que un día aparezca una de las copias. No hay
que olvidar que Montesinos no hacía favores gratis y le gustaba guardar
archivos. Me pregunto, ¿son esos archivos los que explican su exigencia de
viajar en el avión de los Romero a Panamá en el año 2000?
La fortuna de los Romero se estima en
dos mil millones de dólares aproximadamente
- Y viendo a los cuatro jefes Romero en
el largo plazo, ¿cuál es el mejor y cuál el peor?
Depende de qué tiempos y factores
estemos hablando. Si nos centramos en la calidad de la jefatura y los resultados,
el mejor es Feliciano del Campo Romero: con él se inicia la expansión al
algodón, el paso a la industria, la entrada a directorios de bancos; en
realidad, es el creador del grupo Romero. Sin embargo, es el menos mencionado,
quizá porque su brillo opaca a los Romero Iturrospe, hijos legítimos de
Calixto, el fundador, o porque no tuvo descendencia y tuvo que pasarle el mando
a Dionisio. ¿El peor? Es difícil decirlo porque la información no es uniforme,
pero está entre Dionisio padre e hijo. El padre expandió y globalizó este
imperio en momentos difíciles y salió triunfante, sobre todo cuando se
convirtió en presidente ejecutivo del BCP y lo defendió de la estatización de
1987, logrando revertirla un 100% hacia 1990, y con ello, recuperar las
acciones y su puesto. Fue su mejor momento. Pero, él mismo provocó su peor
momento con sus frecuentes relaciones con Montesinos, y fruto de ellas, el
envío del grupo Colina a limpiar la zona de Tocache de senderistas, y cuando
autoriza personalmente que Montesinos se vaya del país en una avioneta de ATSA.
De Dioni, Dionisio junior, es muy temprano para hablar. Todavía, tiene que
hacerse jefe. No parece muy seguro de sí mismo y está expandiendo demasiado al
grupo. En todo caso, su peor momento es cuando el frente de anconeros lo
derrota, en 2011, al impedir la construcción del puerto de Alicorp en Ancón,
autorizado gracias a la untuosa relación con el presidente García en su segundo
gobierno.
-¿Y qué le depara el futuro? Las
noticias y los rankings lo ponen por todo lo alto.
Los rankings se hacen para impresionar.
Son para ilusos y admiradores del dinero. A los Romero y sus dos conglomerados,
Credicorp y Alicorp, ahora les va bien. Creo que la fortuna de los Romero,
colectivamente, se estima en cerca de dos mil millones de dólares y están entre
los primeros cincuenta grupos del continente. Suena impresionante, ¿no? Lideran
el sistema financiero, son el mayor conglomerado alimentario del Perú y están
penetrando en Sudamérica, tienen alianzas estratégicas con capitales chilenos
hasta con los chinos, son los principales latifundistas de la selva; y están
entrando en gasolineras, pesquería, minería. Pero si te fijas bien, te das
cuenta de que las propiedades y las empresas están muy dispersas y que la
familia, al reorganizarse para globalizarse, tiene cada vez menos control
accionario. Por otra parte, la historia te enseña que existen tres fuentes de
vulnerabilidad: ciclos económicos y políticos negativos y problemas internos
que todavía no se han presentado…
-Bueno, justamente y para terminar,
¿cuál crees que será su futuro si se presentan esas vulnerabilidades?
Desde que Dioni asumió el mando, los planetas han estado bien alineados.
El ciclo político, gracias a Toledo, García y Humala, les ha sido favorable
pues el gobierno ha continuado en piloto automático promoviendo las
inversiones, es decir, las grandes corporaciones. El ciclo económico, con la
bonanza exportadora de los años 2002-2012, no ha podido ser mejor. Ambos
factores han hecho que la fortuna crezca y pase de millones a miles de
millones, y por lo mismo la jefatura de Dioni no se ha probado. La mayor
vulnerabilidad ahora viene de afuera y es económica. Ya lo probó la crisis de
1998, que casi quiebra a Alicorp pues la agarró endeudada al fusionarse con
Nicolini y puso en aprietos a Credicorp, por lo que un desesperado Dionisio
tuvo que recurrir a Montesinos. Una clave es la jefatura. Dioni tiene que
hacerse jefe en tiempos difíciles. Si falla, podría perder la dirección de
Credicorp, donde los Romero solo tienen el 16% y donde han atado muchas de sus
otras empresas, las de seguros por ejemplo. Igual, si tiene éxito, un pez más
grande puede comprarlos. Veremos, pero eso será materia de otro libro.
Fuente: Diario 16. 07 de julio del 2013.
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