jueves, 5 de abril de 2012

Reflexiones sobre el significado del Autogolpe del 5 de abril. La Democradura fujimorista.

El 5 de abril del 92

Por: Juan Carlos Tafur (Periodista)

Hay fechas que marcan un hito en la trayectoria política de un país. En el Perú de las últimas décadas, bajo la consideración de su mayor o menor vigencia, pero vigencia al fin y al cabo, son recordables el 3 de octubre de 1968, fecha del golpe militar de Juan Velasco Alvarado, el 28 de julio de 1980, cuando retornamos a la democracia luego de doce años de dictadura, el 5 de abril de 1992 con el autogolpe de Fujimori, y el 22 de noviembre del 2000, cuando luego de que el gobierno fujimorista hiciera implosión, se designa a Valentín Paniagua Presidente del gobierno de transición.

Mañana se cumplen veinte años del autogolpe de Fujimori y si bien las encuestas muestran un rechazo mayoritario a tal hecho, la calificación subjetiva indica que un importante sector considera que fue necesario. No hay, pues, la calificación negativa que uno hubiese esperado luego de transcurridos los años suficientes como para que queden desbaratados los argumentos que entonces se emplearon para justificar el golpe, ninguno de ellos válido.

No se necesitaba el golpe para derrotar al terrorismo. Tampoco para iniciar las reformas económicas que el fujimorismo emprendió. Ambas cosas se pudieron hacer democráticamente. Con más dificultad, sin duda, pero se pudieron hacer. Hay que recordar que con los votos parlamentarios del entonces Fredemo se podía alcanzar los votos para gobernar sin sobresaltos y dicho ofrecimiento le fue hecho saber a Fujimori de distintas formas.

Si el fujimorismo hubiese seguido los cánones constitucionales no solo habría logrado buena parte de los actos positivos que se le conceden sino que, sin duda, habría tenido la fiscalización necesaria para no incurrir en el desmadre corrupto en el que terminó convertido su régimen.

A propósito del reciente intento de inscripción electoral del Movadef surgieron voces cívicas que clamaron justamente por hacer memoria en el país. Las fuerzas democráticas están llamadas a hacer lo propio respecto de lo que significó el 5 de abril del 92. Más allá del hecho estadístico de que, si no hubiese ocurrido tal despropósito, el próximo 28 de julio estaríamos celebrando 32 años ininterrumpidos de democracia, con seguridad el Perú ya estaría a salvo de los remanentes antisistema que cada cinco años siguen reapareciendo en las elecciones.

Y lo más importante sería que desde dentro del propio fujimorismo, de su propia entraña, surjan voces autocríticas en ese sentido. Lamentablemente, mañana, lejos de avergonzarse, seguramente la mayoría de sus miembros celebrará la supuesta gesta.

Fuente: Diario 16 (Perú). 04 de abril del 2012.


Fecha para recordar

Por: Juan Carlos Tafur (Periodista)

Otra de las consecuencias lamentables del golpe del 5 de abril del 92, ocurrido hace 20 años (y que algunos aún celebran), es que se creó un sistema político nefasto, que ha prendido sobre todo en nuestra región. Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales no son hijos de Fidel Castro. Son hijos de Fujimori.

Si algún modelo han calcado es aquel que se instauró en el Perú en la década de los 90. El esquema es sencillo. Se respeta una aparente formalidad democrática, pero se controla con subterfugios legales todos los poderes del Estado que pudieran servir de contrapeso: el Poder Judicial, el Ministerio Público y el Congreso de la República. Hecho eso, se convoca a una Asamblea Constituyente y santo remedio. Todo listo para sumarle al control de la sociedad –sumado al amedrentamiento o soborno a la prensa- y la clase política, la perennización en el poder.

Es sumamente curioso, dicho sea de paso, cómo algunos sectores de la derecha peruana advertían histéricos que Ollanta Humala, una vez en el poder, iba a hacer eso: cerrar el Congreso, convocar una Constituyente, reelegirse indefinidamente y amordazar la libertad de prensa. ¡¡¡Y son los mismos que hoy celebran que no lo haya hecho, los que no solo aplaudieron el golpe del 92 sino que lo siguen haciendo!!!

Es curioso también, por decir lo menos, que muchos que siguen elogiando el autogolpe hayan tenido que verse obligados a pasar por el aro de la salita del SIN para resolver problemas legales. Los hubo claramente corruptos y purgaron o purgan merecida cárcel. Pero también existieron quienes tuvieron que hacerlo obligados por las circunstancias. Si no acudías, te reventaban. Ese era el mensaje. ¿Ese manejo de la cosa pública es digno de encomio?

Y si hablamos de empresarios no tan grandes, hubo centenares a quienes se sometió a prácticas extorsivas hamponescas. Se les inventaba delitos y luego aparecían milagrosamente los abogados vinculados al Doc a ofrecer sus servicios para resolver el impasse.

¿Cómo es posible que esos sectores hoy sigan considerando que si Fujimori no daba el golpe que dio pie a ese modus operandi, el Perú iba camino al despeñadero? Quien escribe siempre ha sostenido que en esa época el país requería soluciones duras, quizás al filo del reglamento. Pero siempre dentro de la cancha democrática. Lo que se instaló no fue eso. Fue un sistema diseñado para pervertir la democracia, concentrar el poder y hacer de la corrupción un estilo “facilitador” de la gobernabilidad.

Fuente: Diario 16 (Perú). 05 de abril del 2012.

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