lunes, 3 de enero de 2011

La inversión en ciencia, tecnología e innovación en América Latina. Instrumentos de políticas para la innovación.

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Los últimos de la fila

Por: Humberto Campodónico (Economista)

La publicación de este compendio coincide con el creciente entusiasmo del liderazgo de América Latina acerca de la creciente importancia de la inversión en ciencia, tecnología e innovación. El incremento del conocimiento y tecnología en el contenido de la mayor parte de bienes y servicios del mundo actual parece haber persuadido a los tomadores de decisiones y a los líderes empresariales de la importancia de construir modernos sistemas nacionales de innovación. Este compendio es una modesta contribución para la toma de decisiones y un debate público informado acerca de estos temas.

Es lo que dice el prólogo de Ciencia, Tecnología e Innovación en América Latina y el Caribe, un compendio de estadísticas sobre el estado de la situación de estos cruciales temas que acaba de ser publicado por el BID.

Allí se encontrarán, entre otros, los indicadores más recientes sobre la educación en los países (pruebas PISA), penetración de Internet y de celulares, número y calidad de patentes, inversiones en ciencia y tecnología y producción de bienes con alto valor agregado (high-tech) en la Región.

El hilo conductor, que puede ser consultado “online” con estadísticas interactivas, es que si los países de la Región quieren ascender a las ligas mayores –como ya lo han hecho China, India y Corea del Sur, entre otros– es indispensable producir y exportar bienes con alto valor agregado, lo que implica disminuir la exagerada dependencia en las exportaciones de materias primas. Así, por ejemplo, las exportaciones de productos con alta tecnología de Corea del Sur y de China representan más del 40% de sus exportaciones de manufacturas, por encima del 38% de Irlanda y EEUU (ver gráfico).

Pero en América Latina la situación es distinta, pues solo en México y Brasil sus exportaciones “high-tech” son superiores al 10%. Costa Rica, con el 40%, es una excepción pues lograron atraer a Intel en 1998, que fabrica allí los microprocesadores para las computadoras y exporta US$ 2,100 millones anuales. Lo preocupante es que el Perú está bien al final de la fila, con tan solo un 2% de exportaciones “high-tech”.

¿Por qué? Porque a pesar de los esfuerzos individuales realizados por investigadores en las entidades públicas, no ha habido una política nacional coherente y sistemática para implementar un sistema nacional de innovación digno de ese nombre. ¿Por qué? Porque los neoliberales insisten en el dogma de que el “libre mercado” proveerá. Tonterías. Un sistema nacional de innovación requiere una importante sinergia entre Estado y empresas.

Esto se demuestra en el análisis del compendio del BID acerca de los 15 instrumentos de políticas (de oferta, de demanda y estrategia y articulación) para la innovación. Estas son, entre otras, incentivos salariales para C&T, incentivos fiscales, fondos sectoriales, capital semilla y financiamiento financiero a las empresas, clusters de innovación). El Perú solo cuenta con 5 de esas políticas, mientras que Argentina tiene 14, seguida de Brasil, México y Chile con 13 cada uno (Colombia tiene 8).

La cuestión central a entender es que el actual estilo de crecimiento, liderado por el sector primario exportador es vulnerable y volátil, por lo que no es sostenible en el mediano y largo plazo. Por otro lado, si bien es importante el avance de las exportaciones no tradicionales (agroindustria, textiles, metal mecánica, química), hay que impulsar también hacia aquellos sectores que nos permitirán entrar –con el tiempo– a las ligas mayores. Lo que solo es posible con un verdadero sistema nacional de innovación. Hay que comenzar ahora.

Fuente: Diario La República (Perú). Lun, 06/12/2010.

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